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Técnicas de control y construcción de hegemonía en la Cuba de Fidel Castro: un análisis crítico

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    Prensa
  • hace 19 horas
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 Antonio Gramsci 
 Antonio Gramsci 

Cuando triunfó la Revolución en 1959, muchos cubanos creyeron que venía la libertad, la justicia social y un nuevo comienzo. Pero lo que llegó no fue una República más justa, sino un sistema que cambió no solo las instituciones, sino también la manera de pensar, hablar y soñar del cubano.

Fidel Castro entendió algo que pocos líderes autoritarios habían aplicado con tanta eficacia: que para controlar a un pueblo no basta con fusiles ni cárceles, también hay que controlar su mente, su memoria y su cultura.

De esa mezcla entre represión y consenso artificial salió un modelo que logró imponerse durante décadas. Y si usamos los lentes de Antonio Gramsci, se entiende mejor: fue la construcción de una hegemonía, un sentido común falso que hizo ver como “normal” la dictadura.

1. La hegemonía como arma de poder

Gramsci decía que la hegemonía es cuando un grupo logra que su manera de ver el mundo sea aceptada por todos como “natural”. En Cuba, el castrismo hizo exactamente eso: convirtió la “Revolución” en sinónimo de patria, dignidad y soberanía, aunque en la práctica trajera miedo, censura y obediencia forzada.

Se instaló un relato único: antes del 59 había miseria, corrupción y entreguismo; después llegó la verdadera independencia. Esa narrativa se convirtió en el “sentido común” de generaciones enteras que crecieron sin conocer que en 1940 Cuba ya tenía una Constitución avanzada, con voto secreto, derechos sociales y pluralismo político.

2. Técnicas ideológicas y culturales

a) Control de la educación

Los libros escolares fueron reescritos para eliminar cualquier recuerdo incómodo: se borró a la República, se redujo la Constitución del 40 a un pie de página y se glorificó la figura del líder. Un niño aprendía “Patria o Muerte” antes de saber qué significaba tener voto secreto o justicia independiente.

b) Propaganda permanente

La propaganda fue omnipresente: discursos de horas por televisión, programas radiales, películas, murales, canciones y consignas en las escuelas. No existía espacio neutral: hasta el deporte y la medicina se presentaban como “logros de la Revolución”.

c) Culto a la personalidad

El líder no era solo jefe de Estado: era el “Padre”, el “Comandante”, la voz única. Su imagen y sus palabras se volvieron intocables, por encima de cualquier institución o ley. Se borró la idea de que la patria debía estar regida por una Constitución, no por un hombre.

3. Técnicas de control social

a) Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR)

Una red de vigilancia en cada cuadra, presentada como “organización de masas”. En la práctica, fue un mecanismo para sembrar desconfianza y control entre vecinos. La intimidad desapareció: tu casa y tu vida privada podían ser reportadas.

b) Dependencia económica total

El Estado controló empleo, vivienda, comida y transporte. La libreta de racionamiento se convirtió en símbolo de sobrevivencia, y también de chantaje político: quien se enfrentaba al poder podía perder su trabajo, su casa o su acceso a bienes básicos.

c) Censura y autocensura

Libros prohibidos, músicos silenciados, periodistas vigilados. Pero más eficaz que la censura fue la autocensura: el miedo se interiorizó. Muchos aprendieron a callar para protegerse, transmitiendo a sus hijos la costumbre de no decir lo que piensan.

4. La “guerra de posiciones”

Gramsci decía que la batalla más eficaz no era un choque frontal, sino ocupar poco a poco todas las trincheras de la sociedad civil. Eso fue lo que pasó en Cuba:

  • Los sindicatos: dejaron de defender a los trabajadores y pasaron a ser instrumentos del Partido Comunista.

  • La universidad: de espacio de debate, se convirtió en fábrica de ideología. El mérito académico empezó a depender de la “fidelidad revolucionaria”.

  • La cultura: solo tenía espacio si servía al discurso oficial. El arte independiente fue marginado, censurado o expulsado.

Con esas trincheras tomadas, la sociedad quedó sin espacios libres. La gente no solo fue vigilada: fue educada para aceptar la vigilancia como “normal”.

5. El costo humano

Las técnicas de Fidel Castro tuvieron consecuencias profundas:

  • Una cultura del miedo que se transmitió de generación en generación.

  • Una memoria rota, porque millones crecieron sin saber que alguna vez en Cuba hubo elecciones libres, partidos diversos y un Congreso plural.

  • Una sociedad dependiente y controlada, donde la obediencia al Estado se volvió condición para sobrevivir.

El resultado fue que la libertad, que alguna vez se vivió bajo la Constitución del 40, quedó reducida a un recuerdo lejano o desconocido.

6. Conclusión

El régimen de Fidel Castro no se sostuvo solo con cárceles ni fusiles. Se sostuvo con algo más peligroso: la manipulación del sentido común del cubano. Convirtió una mentira en verdad oficial, instaló la idea de que no había alternativa y que la “Revolución” era la única forma de patria.

Pero la historia real está ahí, esperando ser rescatada. Antes de la dictadura, ya existía un pacto del pueblo: la Constitución de 1940. Esa memoria intentaron borrarla, pero sigue viva en documentos, en testimonios y en la conciencia de quienes saben que Cuba merece volver a ser una República con derechos y dignidad.

 
 
 

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